Frente a la lógica de tiempo totalmente dirigido como trabajo y el juego en el patio, proponemos distintos ritmos y tiempos en el aula a lo largo de la jornada, en la que se alternan actividades dirigidas (muchas de ellas son juegos) y actividades libres por rincones (libres de elegir), en donde se desarrolla la autonomía.
Estos tiempos respetan los diferentes ritmos de aprendizaje del alumnado y crean esquemas temporales. El momento de entrar es determinante para todos y va a determinar el resto del día; es el momento inicial y, por tanto, es muy importante. Además, cada niño/a ha de disponer del tiempo necesario para crecer y desarrollarse, de acuerdo a sus ritmos individuales, manteniendo constantes rutinas (el horario en sí es una rutina).
“Las rutinas son las coordenadas que provocan la interiorización de los hábitos, y éstos son la vivencia de las actitudes que derivan en aprendizajes constantes”.
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